Confiar viviendo al borde del precipicio

En este artículo vamos a hablar de la confianza a pesar de estar cerca del precipicio.

Faro de la Confianza

En el anterior artículo vimos la importancia de documentarse. Que una buena base de conocimientos es principal para poder ir con confianza a dar un discurso.

En este artículo vamos a hablar de la confianza a pesar de estar cerca del precipicio.

Muchas veces me preguntan: ¿Y qué hago con el miedo escénico? Y yo les respondo: Sentarle en una sillita a tu lado y decirle que este calladito que tienes que hablar tú.

Lógicamente el orador y el faro han de estar muy expuestos; al borde del precipicio, por eso han de ser capaces de confiar en su propia fortaleza.

¿Cuál es el truco? Enfocar la energía en la audiencia.  Estar ocupado únicamente en ayudar a su audiencia a encontrar el rumbo. Abandonar expectativas propias y ajenas y dar. Comunicar de cabeza a cabeza y de corazón a corazón mirándoles a los ojos.

El avión siempre despega con el viento en contra.

No tengas miedo. Prepárate y confía.

Tengo una buena noticia: no importa que los faros sean altos, bajos, redondos o, incluso, cuadrados como la Torre de Hércules, lo importante es que alumbren. Si nuestra forma es amable para el paisaje, suficientemente fuerte para aguantar el viento, el oleaje y la lluvia y somos capaces de conseguir que nuestro mensaje llegue al destinatario ya es más que suficiente. ¿Por qué hemos de hacerlo perfectamente? ¿Qué significa perfecto en este contexto?

¿Has pensado alguna vez que cada vez que sientes miedo escénico, en el fondo, no estás dando sino pidiendo? Decimos que vamos a dar una charla, pero damos una charla o en nuestro fuero interno vamos cargados de peticiones… Quiero gustar, que me compren, que me entiendan, que me hagan caso, que me aprueben, que me aplaudan, que…

La confianza tiene mucho que ver con lo que nos decimos. Con las expectativas que tenemos puestos en nosotros y nosotras mismas. En el miedo a no ser perfectos. Pero no hace falta que seamos perfectos ni perfectas.

Nuestro objetivo ha de ser que nuestra energía, nuestra voz, nuestra luz se proyecte hacía el destinatario. Y luego descansar. Si ponemos lo mejor de nosotros ya está. Debemos confiar en el destino. Dejar que el discurso nos lleve como la corriente. Ya conocemos nuestro rumbo. Ahora seamos flexibles. Esto nos dará confianza.

Prepara tu discurso y déjate llevar por él como por la corriente.

Disfruta del viaje.

Cuando tengas que hablar en público, confía en tu luz y prepara bien la charla en tierra firme.

Si quieres puedes contactar conmigo, estoy para ayudarte.